El crecimiento de urbanizaciones en nuestro barrio ha hecho posible mejorar con una especie de rotonda la salida de la calle Guillermo Sureda. Hasta aquí nos parece correcto; lo que no nos parece de recibo es que, desde que se iniciaron las obras, los espejos que se utilizan para posibilitar la salida a la carretera general, hayan desaparecido. Lo dicho, podemos morir mientras se hace la rotonda.Publicado también en Arucasdigital

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