Manifiesto y saludo:


Hace algún tiempo existía una pequeña ciudad en la que sus moradores afrontaban las tareas diarias en un clima de franca vecindad, a pesar de las diferencias de caracteres que existen en toda población. Todos se conocían, hoy es normal no saber quien es el que vive en la puerta de al lado, era entonces frecuente, entre otras cosas, compartir la construcción de un techo de la casa de uno de los vecinos, que lo remataba un sancocho remojado con vino del país, tal vez ron de Arucas.


El peso del paro, de las deficiencias urbanísticas, las carencias de infraestructuras, las dificultades para cubrir la cesta de la compra, la falta de vivienda, la adecuada respuesta educativa o sanitaria, en resumidas cuentas todo aquello que es necesario para realizar una vida con dignidad, era asumido con cierta naturalidad que no sólo no afectaba en las relaciones entre las personas que convivían en ese núcleo sino que se comprometían a poner en práctica las acciones necesarias de carácter reivindicativo para lograr algunas mejoras. Y así la lucha unía más que separaba y eso ayudaba a superar los inconvenientes.

Pero con el paso del tiempo, las cosas fueron poniéndose más difíciles. La respuesta institucional se hizo muy lejana; la masificación urbanística con unidades de actuación reducida a proyectos concretos de iniciativa privada rompía la armonía de buena vecindad; la ausencia de espacios comunes de esparcimiento, deportivo, cultural, escolar (la disminución de natalidad exigía traslados a escuelas más lejanas), hizo crecer el individualismo; la poca respuesta al movimiento asociativo vecinal fue quemando etapas y así en poco tiempo esa pequeña ciudad de la que hablábamos al principio se fue convirtiendo en otra muy diferente, donde los problemas ya no se compartían ni las tertulias eran posible, y el grito silencioso pero real de "sálvese quien pueda" se convirtió en la característica de actuación de casi todos sus habitantes.

Esta pequeña historieta puede no parecernos tan historieta, tal vez pueda ser un reflejo de nuestra realidad.

Nuestro entorno de Los Portales, junto a los barrios limítrofes, es posible que tenga mucho parecido, por eso debemos preguntarnos ¿que tipo de "pequeña ciudad" queremos: la primera, donde a pesar de las deficiencias nos sentíamos vecinos con identidad propia, o esa otra ciudad más de ahora, que nos aleja y distancia tanto entre nosotros que parecemos desconocidos aunque hayamos vivido muchos años aquí?.

Estamos a tiempo de tomar la decisión que nos parezca la más acertada, pero para ello todos tenemos que arrimar el hombro.

Seguir con nuestra historia real, humana, cultural,deportiva,presentarnos con nuestra propia identidad a los nuevos vecinos que vienen a vivir al barrio, tener una visión amplia del futuro, donde no afirmemos la ciudad dormitorio que ahora es Arucas, potenciando actividades comunes y por lo tanto dando a nuestros menores un espacio con sentido de humanidad; todo ello es posible si nos tomamos en serio un compromiso por el barrio.

En definitiva esta es la preocupación que tiene la asociación El Fijo, y que a través de esta página abierta en Internet quiere transmitir a todos los habitantes de nuestro barrios, incluso, considerando la existencia de otras asociaciones proponemos que unan sus esfuerzos para tener mayor capacidad de actuación.

Ya en otras comunicaciones posteriores ofreceremos información para actuaciones en cosas concretas y de esa forma iremos haciéndonos "piña", símbolo de nuestra canariedad, para afrontar nuestra realidad ante los organismos e instituciones que sean necesarios.

Un entrañable saludo y ánimo, que la esperanza no se pierda.

La Asociación El Fijo.

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